Cuando visitamos un lugar siempre nos informamos cuáles son aquellos puntos de interés, aquellos espacios que no nos podemos perder por su belleza y por su carga histórica; pero cuando se visita un país, una ciudad… es importante acercarse a los lugareños, hablar con ellos, saber su formas de vivir e interesarse por su gastronomía ya que ésta suele ser distinta y variopinta en cada localidad.
En este caso quién vista Baeza, además de adentrarse dentro de los muros de su catedral, profundizar todo lo que se puede sobre la figura de Antonio Machado, personaje ilustre que vivió durante un largo periodo de tiempo en esta ciudad y a la que le dedicó hermosos poemas; el turista que quiere conocer Baeza no se puede marchar sin degustar el dulce más típico de la localidad, sus archi conocidos Virolos.
Para los que sois de esta localidad Patrimonio de la Humanidad o de su hermana Úbeda, de sobra conocéis este típico dulce, pero seguramente los forasteros os preguntaréis ¿Qué es eso de Virolo?
Los Virolos son un dulce que destaca por su suavidad y ligereza compuesto prácticamente en su totalidad por hojaldre relleno con una pizca de cabello de ángel y bañado con azúcar glas, hace que este bocado sea muy especial, dulce pero sin llegar a empalagar.
El dulce nace en el seno de una panadería familiar que con el transcurrir de los años hizo de la adaptación a los tiempos que corrían su mayor característica.
La empresa, en su origen una panadería, fue fundada por la familia Muñoz allá por el año 1870 centrando su actividad principalmente en la elaboración y venta de pan. Fue a partir de 1955 cuando deciden incluir en su producción, productos de bollería. Es entonces cuando Doña Ignacia Carmona crea unos de los hojaldres más famosos de España, los Virolos.
El nombre surge del recuerdo a una mascota muy especial que tenía el hijo de Doña Ignacia, un cerdito al que éste llamaba Viro y del que surge una marca de un hojaldre único, que ha cruzado fronteras siendo degustado hasta en Estados Unidos. Fue en 1975 cuando se comenzó su comercialización propiamente dicha y cuya receta se mantiene en secreto desde entonces.
A partir del año 2000, la empresa focaliza toda su producción hacia la pastelería sin alejarse de su seña de identidad que es la elaboración de distintos dulces siempre con mucho mimo y de una manera totalmente artesanal.
Si hay alguna recomendación que podemos brindar a la hora de visitar Baeza sin duda es que se haga una parada para reponer fuerzas en la Pastelería Virolo en Plaza del Pópulo nº4, donde además de poder disfrutar de esta delicia podrás adquirirlos en cajas para disfrutar de este bocado en cualquier rincón.
Te aseguramos que no podrás comer sólo uno.
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